domingo, 20 de agosto de 2023

En mi momento de soledad y felicidad

"La soledad no se rompe con la compañía, se rompe con la palabra", Yolanda Oreamuno Unger, escritora costarricense. Imagen con fines ilustrativos 


Era una tarde lluviosa me encontraba en mi cuarto contemplando el sonido de las gotas de agua que caían sobre mi ventana y los fuertes truenos que causaban un miedo absurdo que había dejado en el pasado pero algunas veces vuelven para hacernos fuertes. Leía como un loco devorando esos libros que en alguna etapa de mi vida fuesen prohibidos por mi persona, pero tenía que esperar ese valioso para sumergirme en esas palabras mágicas.

Me concentré en captar la atención de cada palabra que inclusive hacía un ejercicio mental en donde hacia un resumen de cada libro que leía recordando "los famosos análisis literarios" de las clases de español en dichas actividades sacaba puro 100 aunque me costaba un poco el estudio, pero esforzaba por dar lo mejor de mi e inclusive hasta en el momento profesional, pero ahora hasta en el plano amoroso esto será para otra historia.

Me cuestionó lo siguiente ¿por qué la soledad algunas veces es sinónimo de felicidad? Eso mismo me he preguntado, pero también hasta a una amiga que es colega mía e inclusive hasta niveles más profundo como una psicóloga o vamos allá con una médium, pero nadie tiene me ha dado una respuesta afirmativa para mi pregunta.

Como ser humano tengo la respuesta a esa pregunta todos tenemos nuestro derecho de disfrutar de la soledad de manera afirmativa, pero casi toda la población la utiliza como una palabra negativa pero no sino más bien es un ejercicio para reforzar nuestro vínculo con la felicidad o sé que algunos pensarán que estoy loco, pero siempre lo he estado eso me causa felicidad. 

En ese instante mi mente jugaba conmigo de una manera que solamente yo entendía recordando viejas historias de los tiempos vividos, de las decepciones amorosas que tuve en un tiempo donde era vulnerable, pero también en puede ser más fuerte que nunca. Ay no como disfruto de mis domingos con mi soledad, pero les cuento extrañó la sensación de estar acompañado con alguien, pero espero pronto hacerlo para disfrutar de esos momentos mágicos que ya no serían soledad sino más bien felicidad.

Algunas veces me pongo hacer catarsis conmigo mismo para sanar esas heridas e inclusive mi niño interior sale a jugar conmigo para recordarme lo valioso, pero también nos reímos hasta nos duela la panza como dice en Guanacaste u orinarnos de la risa porque algunas veces si uno estuviera acompañado la persona no entendería lo que está sucediendo, pero, en fin, disfruto de esos momentos en donde estar conmigo mismo, aunque casi nadie lo comprende, pero debe de ser así. 

Fabricio siempre revisa sus viejas libretas las historias que ha escrito en los diferentes medios donde ha laborado y también como su letra perdió el glamour por tomar apuntes para realizar sus notas periodísticas de una manera que no le enseñaron en la universidad, pero aprendió en la calle como la soledad sería su amiga para toda la vida, pero nunca se aburriría de tener esos lapsos de soledad para reconectarse consigo mismo. 

¿Yo no sé porque escribo? Escribo para informar a las diferentes personas o simplemente para sentirme y lean algunas veces mis ideas brillantes o como yo les llamo "burradas", pero mucha gente me dice que debo de eliminar de léxico esa bendita palabra allí estamos haciendo el trabajo para dejar en el olvido.

En fin, la soledad para mí son momentos de felicidad en donde ideo estrategias para la semana, pienso en los temas de las diferentes, las coberturas que debo realizar, pero sobre todo las llamadas al novio que debo para ponernos al corriente o actualizarnos de nuestros trabajos.

Como diría mi querida amiga Yolanda Oreamuno Unger y la nombro de esta forma porque tenemos una vida parecida pero diferentes años 

"La soledad no se rompe con la compañía, se rompe con la palabra"

Siempre sonriendo en todo momento pero serio


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