miércoles, 2 de agosto de 2017

100 años de amor y de historia en Costa Rica: Hijas del María Auxiliadora

Imagen con fines ilustrativos.



Fabricio Alfredo Obando Chang. Periodista
Cuenta la historia en que un 1° de agosto pero de 1917 llegaron unas monjas con un hábito negro desde el Salvador fueron las primeras Hijas de María Auxiliadora en donde empezaron a cosechar la semilla en nuestro país, en donde crearon diversas instituciones educativas todavía siguen teniendo vigencia.

La co fundadora de la rama femenina de la orden salesiana fue Santa María Mazzarello, Nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese, Italia. Siendo una sencilla campesina, pobre e ignorante, llegó a ser la Fundadora de la que es hoy la segunda Comunidad religiosa femenina en el mundo (en cuanto a número de sus religiosas), la Comunidad de hermanas Salesianas.
Fundó en su pueblo un "Oratorio" o escuela de catecismo para la niñez femenina. Ella y sus amigas les enseñaban costura y otras artes caseras, mientras iban consiguiendo que las jovencitas aprendieran muy bien la religión, observaran excelente comportamiento en casa, fueran a misa y recibieran los sacramentos. Paralelamente, San Juan Bosco utilizaba en Turín una metodología similar, pero aplicada a los varones.
El Padre Pestarino observó que en María Mazzarello y sus amigas había gran caridad para con los necesitados y un enorme amor a Dios, además de fuertes deseos de conseguir la santidad. Entonces las reunió en una Asociación Juvenil que se llamó "De María Inmaculada". El mismo las confesaba, les daba instrucción religiosa.
En el transcurso de un viaje, el Padre Pestarino se encontró con San Juan Bosco, quien en ese momento se encontaba meditando acerca de la posibilidad de ampliar sus enseñanzas también a las niñas pobres. Pestarino, le contó la obra que realizaba junto con Santa María y lo invitó a conocerla personalmente. Así, el 7 de octubre de 1864, San Juan Bosco fue por primera vez a Mornese. Don Bosco constató que aquellas muchachas que dirigía el Padre Pestarino eran excelentes candidatas para ser religiosas, y con ellas fundó la Comunidad de Hijas de María Auxiliadora, o salesianas, que hoy en día son más de 16,000 en 75 países.
También con la llevada de las Hijas del María Auxiliadora llegó una monjita pequeña pero grande en amor hacia a Dios y a María Auxiliadora les hablo de Sor María Romero.
 Nace en Granada (Nicaragua) el 13 de enero de 1902, en una familia muy acomodada, pero de gran sensibilidad hacia las necesidades de los más pobres, a quienes socorre regularmente con generosidad. Orientada en familia hacia los estudios artísticos, pronto revela su talento para la música y la pintura. A los doce años, en el colegio de las Hijas de María Auxiliadora, recién llegadas a su ciudad, empieza a conocer a don Bosco: congenia inmediatamente con la figura del gran apóstol de la juventud, en quien encuentra como la encarnación de los ideales que vibran en su espíritu, primero de manera genérica y vaga y luego cada vez más claramente y con mayor capacidad de entusiasmarla. Hace su opción: Hija de María Auxiliadora (1923), y en el nombre de esta su Madre y «su Reina» – como ama invocarla – realiza una incansable actividad apostólica, dando vida a grandiosas obras sociales, especialmente en Costa Rica, a donde es enviada en 1931. Luego, también adultos, empresarios adinerados y renombrados profesionales quedan conquistados por su devoción mariana, que obtiene gracias estrepitosas, y se sienten por lo tanto comprometidos a colaborar efectivamente a las iniciativas asistenciales que Sr. María, bajo la acción del Espíritu, va proyectando continuamente con la audacia de la más auténtica fe en la Providencia. Sr. María sueña para sus pobres siempre nuevas soluciones a las urgencias apremiantes: obtiene primero visitas médicas gratuitas, gracias a la acción voluntaria de médicos especialistas, y con la colaboración de industriales del lugar organiza cursos de formación profesional para jóvenes y mujeres que en la pobreza hubieran encontrado una pésima consejera. En esta forma logra dar vida en poco tiempo a un ambulatorio múltiple, con varias especialidades, para asegurar la asistencia médico-farmacéutica a muchas personas y familias privadas de toda garantía social. Al mismo tiempo crea cerca instalaciones adecuadas para Ia acogida de los pacientes – a veces familias enteras – como también salas para la catequesis y la alfabetización en los momentos de espera, además la capilla y un gracioso jardín, y hasta el balcón con los canarios. Para las familias sin techo, reducidas con frecuencia a una vida precaria bajo los puentes de la periferia, hace construir – siempre con la ayuda de una sorprendente Providencia – «verdaderas» casitas, en las cuales limpidez y propiedad, junto con los colores de un pequeñísimo jardín, tienen la función pedagógica de recuperar personas amargadas, restituir dignidad a vidas envilecidas por el abandono, abriendo los corazones a horizontes de verdad, de esperanza y de nueva capacidad de inserción social. Surgen así las ciudadelas de María Auxiliadora: una obra que continúa todavía, debido al interés de sus colaboradores a través de la Asociación de laicos Asayne (Asociación de Ayuda a los Necesitados). En medio del sucederse de obras para organizar, y de una peculiar actividad suya como consejera espiritual (cada día horas y horas de intensos coloquios privados, las llamadas consultas).
 Su ideal: amar profundamente a Jesús, «su Rey», y difundir su devoción junto a la de su divina Madre. Su íntima alegría es la posibilidad de acercar a la verdad evangélica a los niños, a los pobres, a los que sufren, a los marginados. La más ambicionada recompensa a sus sacrificios es la de ver reflorecer la paz y la fe en una vida «perdida». Haciéndose como el Apóstol, «toda para todos» y olvidándose de sí para conquistar cada vez nuevos amigos a su Jesús, se entrega hasta el último de sus días: el primero en el que decidió darse un poco de descanso. .
Les comento algo Sor María le dio clases de música a mi tía Sara Chang Araúz, ella me comentaba esas historias tan hermosas siempre me puede pensando en esas historias llenas de esta monjita donde pasaba llenaba del amor a todos.
Les rindo un homenaje a esas gran mujeres trabajadoras y formadoras de diferentes generaciones de jóvenes y solo le pido a María Auxiliadora mucho para que sigan cumpliendo muchos años más de amor y de historia en Costa Rica..


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