martes, 18 de julio de 2017

Crónica periodística: Un lugar hístorico en el olvido




Fabricio Alfredo Obando Chang. Periodista
Ayer domingo no tenía planes para salir a algún lado pero bueno apareció mi prima Alejandra para decirme que me alistara rápido por que ibamos para el Sanatorio Durán.
En donde muchas personas dicen que asustan allí pero bueno a mi no me paso pero es un lugar en donde siente tristeza y dolor en sus propias paredes, en donde también hay personas en donde escriben que visitaron ese lugar tan alejado de la que fuera la antigua capital de Costa Rica, Cartago
Llegamos a los 2:00 pm nos dispusimos a recorrer la vieja infraestructura llevaba mi abrigo puesto por hacía un frío de los once mil demonios pero al entrar sentí cosas extrañas en mi cuerpo y eso que había personas allí pero eso paso y me tranquilice.
Un poco de la creación de este sanatorio en donde iban las personas a curarse de la tuberculosis pero en donde morían alejados de la sociedad siendo marginados por esa enfermedad.
El tratamiento adecuado de la tuberculosis era prácticamente nulo a inicios del siglo XX, tanto en Costa Rica como en Centroamérica, pues no se contaba con instalaciones, equipo ni personal idóneo para asistir a los pacientes como lo requería su enfermedad.
“El doctor Durán, un médico tenaz y visionario, mostró interés en la creación de un sanatorio en gran parte motivado por el hecho de que una hija suya padeció la enfermedad, dijo la historiadora Carmela Velázquez, investigadora de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica (UCR).”
Por medio de publicaciones internacionales y viajes al exterior, el doctor Durán se dedicó con empeño a investigar sobre los últimos avances de la medicina y a buscar el mejor centro de curación para internar a su hija. En 1903 se decidió por el prestigioso sanatorio Loomis en Liberty, Nueva York, creado y dirigido por el doctor Charles Loomis, la máxima autoridad en tuberculosis en Estados Unidos en aquel tiempo.
El médico tico conoció de cerca el modelo del hospital neoyorquino y regresó a Costa Rica en 1912, decidido a implementarlo en el país. Durán fue, por un breve período, Presidente de la República (1889-1890), y además fundó en 1898 el Asilo Chapuí (hoy Hospital Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí) para personas con problemas mentales, por lo que poseía suficientes influencias políticas para llevar a cabo su proyecto.
Allí se cuenta muchas historias una compañera de escuela me comentaba que los pacientes de tuberculosis los ponían a caminar en ese lugar para que el alma de ellos estuviera rodando el lugar, pero también otras personas cuentan que ven a una niña en las escaleras pero lo más fuerte es entrar al pabellón de niños en donde se encuentran las manos pintadas de los infantes en donde dejaban una señal de que pronto iban a fallecer.
En el contexto histórico fue el siguiente: “ Por una moción presentada por el doctor Durán, el 16 de agosto de 1915 el Congreso de la República, Don Alfredo González Flores aprobó la creación del Sanatorio Durán (abriendo sus puertas bajo el nombre de Sanatorio Carit, en homenaje al Doctor Adolfo Carit Eva), el cual se levantó en una finca comprada por el Gobierno en Potrero Cerrado de Oreamuno, Cartago de entre una lista de lugares disponibles para poner el Sanatorio como por ejemplo fincas en Alajuela, Puntarenas, San José, entre otros”.
La adquisición del terreno fue atendiendo las recomendaciones de este médico sobre la altitud de la zona, los vientos imperantes, la humedad del aire, la temperatura, las horas de sol y la disponibilidad de agua potable, para tratar a los enfermos con tuberculosis.
En este hospital se inició la construcción en 1915 y se finalizó parcialmente en 1918 (su primera etapa), levantado íntegramente con maderas de la zona y bahareque. Sin embargo, hasta casi finales de su cierre como Sanatorio (1972-1973) se siguieron agregando etapas al edificio con estilos arquitectónicos distintos, creando un verdadero complejo médico.
Los materiales para construir el edificio administrativo y los primeros pabellones de 1918 fueron cuidadosamente seleccionados. Se usaron maderas de Costa Rica resistentes a la humedad como roble negro, cedro y pochote, así como la caña de Castilla.
Por su lejanía y aislamiento, el Sanatorio fue un lugar perfecto para albergar a personas que sufrían de tuberculosis, enfermedad altamente contagiosa. De igual forma, se consideraba que el clima templado frío de la zona colaboraba con la mejoría en los pacientes ingresados, algo que nunca se demostró científicamente de una forma contundente. El doctor Durán sabía que muchos especialistas de Estados Unidos y Europa creían en la acción curativa del aire puro, el sol, el reposo absoluto y una alimentación abundante y variada para tratar la tuberculosis.
En su momento de mayor apogeo, contaba con todos los servicios de un hospital y 300 camas disponibles, con áreas específicas para hombres, mujeres y niños (incluso hasta áreas específicas para personas con alto nivel económico, llamadas Pensionados). Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana cumplían un papel específico en la dinámica del Sanatorio.
El día 28 de Febrero de 1935, la Rda. Madre Tomasa Izco, Vicaria de América, tomó posesión, en nombre de nuestro Instituto del Sanatorio “Durán” en Costa Rica. Nuestras Hermanas fueron muy bien acogidas y para evitar el cambio de temperatura que hubiera sido demasiado brusco, sobre todo yendo de Maracaibo, el Sr. Presidente de la Junta del Patronato del Sanatorio, dispuso estuvieran unos días en San José, Capital de la Nación. Durante los días que pasaron en San José fueron objeto de toda clase de atenciones, tanto de las Comunidades Religiosas como personas particulares. Ellas por su parte visitaron al Sr. Nuncio, Sr. Arzobispo y Ministro de España, los cuales les devolvieron la visita. El Sanatorio es grande, al estilo de América, casi todo de madera. Hay en él 135 enfermos entre pensionados e insolventes. Viven en él dos médicos y un Capellán con unos veinte empleados, además de las Hermanas. Éstas por ahora son seis, y tienen de Confesores a los Padres Capuchinos. La gente es dócil y confían las Hermanas hacer mucho bien entre los pobres enfermos, que no tenían medios para recibir los consuelos de la Religión y están hambrientos del pan espiritual como ellos dicen. La Comunidad la componen, Madre Sixta Guitarte, Superiora, y Hnas. Baltasara Santamaría, Concepción Martínez, Carmen Bosque, Engracia Magallón y Mercedes Montiel, que como queda indicado, se hicieron cargo del Sanatorio el 28 de Febrero.
Este Centro dejó de existir el 3 de enero de 1973 por creer la Junta conveniente enviar a los enfermos a sus casas procurándoles la medicación. En el mismo edificio y asistido por las Hermanas que había, comenzó a funcionar el Centro de Adaptación Social para jóvenes, en la misma fecha." (Libro I de Fundaciones, p. 159-160) Primera misión en el Sanatorio Durán.
Nos dicen los hechos históricos que a solicitud del Dr. Antonio Peña Chavarría y con el apoyo del Pbro. Rosendo de Jesús Valenciano iniciaron la solicitud a la Hermanas de la Caridad de Santa Ana con sede en Venezuela y bajo la dirección de la Madre Tomasa Izco, para que atendieran a los enfermos en el hospital antituberculoso Dr. Carlos Duran, mas conocido como el Sanatorio Duran, y después de firmar los convenios respectivos de asistencia y servicio, el 21 de febrero de 1935 llegan a Puerto Limón las 7 hermanas procedentes de Maracaibo Venezuela y son recibidas por La Sra. Margarita de Peña Chavarría y su hija Maruja: esposa e hija del Dr. Peña Ch, para luego viajar en tren a San José y son hospedadas en la casa de las Hermanas del Buen Pastor, encargadas del Reformatorio en Guadalupe.
El día 23 emprenden el viaje a su destino, el hospital o Sanatorio Duran, viajan con el Dr. Peña, en su automóvil hasta la cuesta de la Chinchilla, cerca de San Rafael de Oreamuno y de ahí en carreta hasta llegar al sanatorio, según se dice que en el viaje el Dr. Peña, les iba comentando de los pacientes y especialmente de la ubicación del centro de salud, que era muy hermoso, ya que estaba enclavado en las montañas altas de la provincia de Cartago, en las faldas del majestuoso Volcán Irazú. Al llegar al lugar fueron recibidas con mucho cariño por el Dr. Raúl Blanco Cervantes, Director, Dr. Arturo Blanco Solís, ayudante y doña Emilia Martén, Ecónoma, así como el Padre Santiago Iglesias de origen salvadoreño quien se encontraba como paciente y aprovechó y celebraron la Santa Eucaristía de bienvenida.
A saber las primeras 7 hermanas que llegaron en este primer viaje fueron: Madre Tomasa Izco Vicaria, Madre Isabel Asín Superiora de Venezuela, Madre Sixta Guitarte Superiora de la nueva fundación, Hna Baltasara Santamaría, Hna Concepción Martínez, Hna Engracia Magallón, Hna Carmen Bosque y Hna Mercedes Montiel. El 5 de marzo de 1936 llega el segundo grupo de hermanas y posteriormente empieza a engrandecerse la congregación hasta llegar a ser hoy en día lo que son: una de las congregaciones de religiosas de lo mas hospitalarias y de servicio a los mas necesitados que hay en Costa Rica, siguiendo el ejemplo del Maestro Jesucristo y de la Santísima Virgen María, así como dándole continuidad al carisma de sus fundadores La Madre María Rafols y el sacerdote Juan Bonal.


Tanto los pacientes como el personal médico seguían un estricto régimen disciplinario similar al de prestigiosos hospitales estadounidenses y europeos. El Sanatorio era regido por una junta integrada por tres médicos, un abogado y un ingeniero. Esa misma junta nombraba a un superintendente, al que le correspondían tareas administrativas muy específicas.
Un informe de 1924 del doctor Jorge Sáenz, quien fue superintendente, señala que entre sus funciones estaba llevar una historia clínica de cada enfermo con anotaciones semanales acerca del peso, del estado de los pulmones, de la laringe y demás órganos que están afectados, todo lo más completo posible.
De acuerdo con una investigación, el doctor Sáenz aseguró que el tratamiento contra la tuberculosis aplicado a los pacientes del Sanatorio era el mismo adoptado por los principales hospitales alrededor del mundo. Según este médico, el tratamiento estaba basado en un régimen dietético higiénico que consistía esencialmente en reposo, exposición constante al aire fresco y al sol así como un alimentación balanceada. Era un tratamiento indirecto para fortalecer el organismo y así controlar la infección.
Actualmente se encuentra en condiciones no aptas pero sigue siendo un punto de vista para las familias costarricenses. Es por eso que cerró el sanatorio con los avances de la medicina y el hallazgo de tratamientos farmacológicos más eficaces, la incidencia y mortalidad de la tuberculosis comenzaron a disminuir. Por ese motivo, el Sanatorio se descontinuó para el fin para el que fue creado originalmente, ya que los pacientes ya no ameritaban internamientos tan prologados. Por otro lado, la epidemia de la enfermedad había cesado en Costa Rica y los enfermos podrían ser tratados en otros hospitales más cercanos. Con esas circunstancias y debido a su elevado costo operativo y mantenimiento, hacia la década de 1950 el Sanatorio entró en una franca decadencia hasta ser desocupado alrededor de 1963.
El cierre de este centro médico también conllevó la transformación de un hospital capitalino especializado en geriatría (hoy llamado Dr. Raúl Blanco Cervantes) de acuerdo con el nuevo perfil epidemiológico y demográfico: con la drástica disminución de los pacientes tuberculosos se pasó para atender a los múltiples pacientes que aparecieron, de un momento a otro, con el aumento de la esperanza de vida: los adultos mayores.
Gracias a la medicina se podido erradicar esta enfermedad que en aquella época era vista como una maldición y trataban a estas personas como animales debido a este virus que lo mantenían alejados de la sociedad, pero en dicho lugar también tenían maneras para divertirse y que sus días de aislamiento fueran los mejores contaba una biblioteca en donde podían leer diferentes libros pero allí mismo estaba un pequeño cine en donde pasaban diferentes películas de la época blanco y negro.
El complejo que ocupó el Sanatorio actualmente es administrado por la Unión Nacional de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios Costarricenses, UPA Nacional. En sus inmediaciones, la propiedad se dedica al cultivo de hortalizas.
UPA Nacional tiene terrenos ubicados en la parte posterior del edificio en las cuales realizan estudios de agricultura. En el sitio se alquila un inmueble para realizar seminarios o reuniones con capacidad para 125 personas. Cuenta con habitaciones, baños, otros recintos y un área para acampar.
Un proyecto en 2008 ante la Asamblea Legislativa trató de incorporar estas instalaciones a un corredor turístico en la zona norte de Cartago, donde podría convertirse en un colegio con modalidad agro-turístico industrial, sin que al presente exista una iniciativa aprobada y en concreto.
Este viaje a ese lugar me hizo pensar en diferentes cosas que todos tenemos derechos a ser tratados como seres humanos y no como animales debido a una enfermedad que algunas familias lo veían como “leprosos” pero eso fue una época en donde había poco avance médico pero gracias a Dios la medicina ha avanzado demasiado. Pero en ese lugar lo queda recuerdos tristes en donde usted sentirá como si estuviera viviendo todo lo que pasaron ellos a allí

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